domingo, septiembre 30, 2007

¿ QUÉ ?

Antes de seguir, con la determinante intención de obviar ese pronombre relativo, como mínimo he y debo de agradecer, la atención recibida hacia mis modestos escritos, por parte de mis amables y pacientes lectores. Quiero pensar también en la posibilidad de ofrecerles unos momentos de distracción, de placer o simplemente de recreo.
Alguno, concretamente uno, opina de forma un tanto diferente, para señalarme el exceso, dice él, de pronombres relativos empleados en mis escritos. Me da a entender de forma contundente la digamos, incapacidad de mis escasas posibilidades como escribidor..
Aceptar por mi parte, la formación universitaria de este comunicante, no me supone ningún problema, principalmente si, como lo ha hecho, acepta la calidad de mis diálogos como “muy aceptables.”
Y hablando de diálogos, tengo entre otros en mi librería, una de mis obras titulada Diálogos aparentes. La última y definitiva presentación a un concurso literario, compuesta por tres ejemplares, con las referencias de registro 163/A- 163/ B y 163/ C, para más señas. No figuraba mi pseudónimo actual, lo presenté en nombre propio.
Debo poner de manifiesto la no nominación, ni tan solo como finalista.
Pero... si considero conveniente poner en evidencia un singular detalle. En las clasificadas como A y B, se pueden encontrar 128 páginas, cuando en el ejemplar C, aparecen 109. Es decir; han desaparecido 17 páginas.
En el plazo establecido para retirar los ejemplares, la entonces Administradora de una Orden Religiosa muy conocida con residencia en Madrid capital, me hizo el gran favor de retirar los tres ejemplares, para cuya gestión presentó la preceptiva autorización redactada por mi parte. Me cuesta llegar a imaginar en la posibilidad de una desaparición de ese gran número de páginas por la actuación de tan amable y estimada religiosa; mi propia prima Encarna. Imposible de creer.
No obstante, aunque no deja de sorprenderme, casi lo entiendo. Una de mis poesías, escrita alrededor de treinta y cinco años antes, ( en estos días se cumplen cincuenta ) titulada “Tres estrofas de ocaso” partícipe de otro concurso con sede en Barcelona, cuyos ejemplares retiré personalmente, apareció digo, en La Vanguardia en el espacio dedicado a la crítica literaria. “ como la creación de un poeta clásico moderno”. La tercera estrofa de una sola poesía como ejemplo de todo un poemario. Después de vanos intentos por mi parte para poner en evidencia el plagio, un famoso escritor, (r.i.p.),por distinto motivo se atrevió a calificarme como un “lumpen literario”. Por no pertenecer a ninguna capillita literaria, digo yo. ¿Cómo no voy a seguir recordando al excelentísimo Camilo José Cela, mi más admirado luchador cuyo retrato cuelga en la pared de mi despacho junto al igualmente admirado Rabindranath Tagore ?
En sexto de Bachillerato, un Director se apropió de mi primer libro de poesías, para devolvérmelo cuatro meses más tarde, con la promesa de presentarme en una importante Institución; el Ateneo de Barcelona ¡Esto es lo tuyo muchacho¡ sigue por ahí... Hombre, alguna medallita si tengo... pero, en mi opinión, debió decirme, no sigas, es inútil. Seguramente, como les ha sucedido a más de un entendido, se hubiese equivocado. Vine al mundo el día seis de Marzo de 1934, el mismo día de “Gabo” pero se me adelantó unos años. Será el destino.
Y finalmente, expresa y deliberadamente, voy a terminar por escribir, el pronombre relativo considerado por mi comunicante, como el más vulgar de todo los pronombres relativos de nuestra gramática.
De ustedes y para ustedes con la mayor consideración.
Escribir. ¡Qué vergüenza!

RobertBoresLuis@hotmail.com

25-10-2007

QUIÉN TIENE RAZON

Hace poco tiempo escribí un comentario acerca de un estudio que habían realizado unos destacados científicos matemáticos que trataba sobre un sin fin de ecuaciones para determinar por qué se mueven las mesas. El lector podrá, si lo desea, encontrarlo en esta mi página. Quiero aprovechar este momento para agradecer todos los comentarios que me han sido enviados por los amables lectores de ese y otros escritos. Muchas gracias por su amabilidad y por animarme a seguir escribiendo.
Anteriormente hice otro comentario, el cual de momento no he impreso, sobre la felicidad que. según una joven, nos producía la mentira.
No sé si la edad nos hace más o menos sensatos. Lo que si parece cierto es que, con ella, nos vamos acercando cada vez más hacia la “erudipausia.
Pero lo sorprendente, lo realmente sorprendente, es la innegable evolución de nuestros conceptos, unos conceptos que, en la juventud de hoy, traspasan ya el idealismo equitativo. Vean este singular ejemplo:
“ Si compramos un animal con pelo de gato, patas de gato, y bigotes de gato difícilmente nos encontremos con un elefante “ ¡ Toma ya ¡ Sin embargo, sigue la cosa, en la vida cotidiana nos asombramos cuando el animal maúlla ( en este caso yo hubiera escrito marramiza) ”Nos imaginábamos otra cosa. Esperábamos un hermoso canto de pájaros o un fotográfico despliegue de pavo real.” Parece ser que era un gato Créanme, ahora si que me he perdido.
A continuación sigue un concienzudo divagar sobre la realidad, esa realidad que, a pesar de moverse sin cesar a nuestro alrededor, parece que no somos capaces de llegar a entenderla, en ninguna de nuestras reales circunstancias.
A continuación, la autora, pretende una ilación entre el gato, “cuando huele a gato, cuando come comida de gato y cuando salte por los techos “ como un gato”.
El caso es que esta, extraña relación con un ser extremadamente alejado de nosotros, ya saben ustedes que los felinos son muy suyos, muy particulares, reservados y desconfiados, no puede llegar nunca a un entendimiento, ni tan siquiera parcial. El gato solamente espera al ratón; para comérselo. Y es por ello que no podemos algo más tarde, quejarnos ni lamentarnos de su exclusiva necesidad por conseguir la presa.
¿Quién tiene pues razón ? El gato, evidentemente. Y como ese gato, todos los lobos vestidos de cordero, quienes sistemáticamente, buscan la presa más fácil de cazar.
Todo lo que no sabemos sobre nosotros mismos no es ignorancia, es la ilusión de encontrar del modo que sea y a la mayor brevedad, a nuestra alma gemela. Rápidamente, sin mirarnos a los ojos, sin entender el impacto de la emoción nueva y desconocida que resuena en nuestra inestable alma.
Claro es que, siempre nos queda, la conocida y repetida, posibilidad de lamentarnos. Un claro ejemplo que atestigua la confusión creada al confundir un simple gato con un elefante gigantesco.
Como vamos a pedir que nos amen si no empezamos por amar, como nos van a comprender si no comprendemos, por qué van a ser sinceros con nosotros si no somos capaces de sincerarnos con los otros, por qué siempre esperamos que nos den sin dar nada. Y lo más importante “ por qué razón nos empeñamos en hablar con aquel que es incapaz de entendernos “
No recuerdo quien escribió la cita que sigue la cual no deseo dejar de escribir; “razón, razón cuando dejará de vencerte el corazón.”
Sigo creyendo que, el amor, no se compra ; se da o se merece.

Robert Bores Luis
15-09-2007