jueves, diciembre 28, 2006

MIS AMORES SECRETOS

No la había visto desde mucho antes de la Navidad. Seguramente por que al ser tan frío el tiempo no le apetecía salir. No es que saliera mucho tan sólo aparecía cuando salía el sol. Pero cada día, estaba bien dispuesta a recorrer las calles más estrechas, las calles solitarias casi siempre, las más cercanas a la panadería. Yo había comprado el semanario cuando la vi pasar, pequeña como siempre, delgada como siempre, con una bolsa de pan en la mano izquierda y un bastón de madera en la derecha, que domina el leve vaivén de su menudo cuerpo, con el paso tan lento como aquella esperanza que parece que no haya nunca de llegar. Su pelo luce blanco, y el blanco de su piel, junto a sus ojos grises, brindan la intensidad de su mirada tan limpia y soñadora que encierra un mundo colmado de pasados y presentes. Es la viva imagen del amor quien mueve su sonrisa, tan sencilla en el porte como la viva luz de las estrellas, esas que alumbran sin razón determinada, el mundo que las mira y las admira. Es como la nada que llena como un todo la cierta inmensidad de su presencia. Dulce y sencilla como la voz auténtica, el limpio sentimiento de la vida, que vive por vivir sencillamente. Sin dobleces, sin conmociones vanas, de pretensión y orgullo. Es como es, sin egos ni rencillas, sin dobleces y sin vanos afanes que cambien la verdad de su verdad. Vive, como debe vivir, siente como cree que debe de sentir, convencida de su autenticidad sobre la tierra, de su destino cierto de personaje anónimo, como el actor excelso que cumple su papel sin esperar aplausos. Ella es así de sencilla, con la fuerza vital que me apasiona, una fuerza titánica, como el junco flexible vencedor de las rudas tormentas del desánimo, de la hecatombe mortal de las tristezas, de la muerte anunciada en cada sueño. La bese en las blancas mejillas, beso de gratitud, como la beso siempre, y como siempre, siento que su bondad me dulcifica el alma. No como aquella mirada triste de la joven llorosa que, cruzaba ante mí sin saber que cruzaba y se clavó de golpe en mi retina, para helarme un corazón de cristal que se rompió en astillas. Nunca he podido entender por qué la juventud ha de vivir tan trágica. Pero ella es distinta, única, especial; es la razón viviente, la conciencia universal del latido pleno de realismo, que no vuelve la vista atrás por que no quiere, por la sencilla razón de que el pasado, es el archivo de los malos recuerdos La verdad, lo universal y cierto sigue haciendo camino, Angel de la belleza de las formas morales de los cielos, como he de agradecer tu cariñosa sonrisa, aunque nunca has de saber cuanto te quiero, esa sonrisa que me ayuda a creer en lo increíble, que hace latir mi sangre ya oxidada, dormida en ese sueño universal que nos envuelve a todos, presos de la esperanza y los afanes que, tal vez por no entenderlos, no conseguimos llegar a ser felices al descubrir por el camino, los muertos en el polvo de esta tierra que envuelta en la tristeza y la impotencia, deshace los sueños ideales que se rompen frente a la iniquidad y la injusticia. Sigue regalándonos la universal pasión por lo más cierto, el amor a la vida, la comprensión del cruel dolor ajeno, que tu, vas convirtiendo en gloria. La gloria que milita en lo pequeño, en la inocencia del niño, en la pasión del hombre encanecido, que llena los instantes de una vida repleta de victorias ignoradas, y de dolorosas derrotas que no debieron serlo; principalmente por tus besos y por los muchos otros besos, gracias por ser feliz y ayudarnos a serlo.
Robert Bores

EL MUÑECO DE TRAPO

La noche del día veinticuatro de Diciembre era sin duda la más dura de su vida. El fuerte viento le había quitado el plástico gris que le cubría y los cartones que le protegían de la lluvia, impregnados del frío líquido se habían cuarteado, de manera que le fue del todo imposible protegerse el cuerpo de la persistente y fina lluvia.
Desde la cabeza, el gorro de lana negra, impermeabilizado por la suciedad adherida a sus gruesas fibras, le goteaba sobre los ojos y el agua resbalando también por el cogote, se le filtraba por el cuello y la espalda.. Era un muñeco de trapo tirado sobre un banco de piedra, de una calle cualquiera. Consiguió levantarse y poco a poco, con la impaciente paciencia que da el desmayo, se guareció debajo de la marquesina de otro Banco. Mejor todavía, de un Bancazo, llegó a pensar...
Así de pié, con la espalda apoyada en la moderna fachada, temblando por causa del frío que la humedad de la ropa le producía, sacó del bolsillo de la raida chaqueta, un paquete de cigarrillos. Un cigarrillo, nada más tenía uno, mojado, deshilachado imposible de fumar.
Una joven madre, cargada con supuestos regalos navideños, cruzó delante de él. Aquel húmedo muñeco de trapo, ni siquiera hizo intención de moverse. , hasta que una niña que acompañaba a la madre, la cual por cierto iba fumando, viendo como el muñeco de trapo tiraba al suelo el cigarrillo roto, dijo con una clara intención:
-- Mamá, ¿ por qué no le invitas a fumar?.
Luego de un desusado equilibrio en medio de paquetes y bolsillos, la madre dijo:
--Toma, alargándole el paquete de cigarrillos, dáselos.
La niña se acercó al muñeco de trapo, miró sus ojos perdidos y por fin tocó su fría mano.
--Toma, es todo para ti, repitió dos veces.
El muñeco de trapo pudo casi sonreír. pero se lo impidió una lágrima. Con los guantes de lana sin dedos, en un intento por abrir el paquete, consiguió decir a la niña: ¡Feliz Navidad¡
La niña, con su dulce inocencia, le sonrió.

Robert Bores -Navidad 2006

martes, diciembre 26, 2006

DE REPENTE, UN DIA

Nacemos sin esperar nacer, cuando en la tierra se esconde una historia de tan repetitiva sin finales. La suerte y el esfuerzo juntas en el camino, suben bajando o bien bajan subiendo. Extraña relación que se acomoda a un afán bien pronto desquiciado cuando nos vemos obligados a encontrar espacio.Un espacio intangible encerrado en un cajón lleno de circunstancias, tristeza y alegría juntas nos acompañan hasta un final en tantas ocasiones de carácter impensable. El alma, nuestro rió, impetuoso a veces, a veces reposado, va recorriendo un valle de futuro, que va a morir al mar. Largo peregrinar al mar de la grandeza, cielo o infierno, quién lo sabe, hacia un dormir eterno.
Tormentas y silencios, guerra y paz, serenidad y justicis, proximidad y lejanía, en toda infinidad se mezclan y se deshacen. Restos de un palpitar, de amor y odio, huesos para encontrar bajo el ignorado fondo de arena, y cieno en montañas de piedra.Antes, a veces mucho antes, en nuestro caminar como viajeros, ya pisando el final, en el más duro ascenso, sentimos detrás de nosotros el jadeo de la soledad, el suspiro cercano de una virgen como una enamorada que sueña en el mismísimo momento del encuentro, con la sombra del recuerdo no olvidado, unido sin remedio a nuestra perdida esperanza.. Grande, todo fue grande, en tanto empecinados en alcanzar más altura, fuimos perdiendo la sustancia de nuestra identidad, la belleza, la plata de la sencillez que nos confió la vida. Un tesoro entendido tan pobre como para deshacer la realidad, inalcanzable por la injusta ignorancia de todo lo común, lo indispensable, lo unitario, lo cierto, lo seguro, lo tangible. Una loca carrera, ajena, sin sentido, triunfo individual destartalado. Llegados a esta cota, cuando se tiene de todo, ignorantes del oro de la suerte, cerramos el paso a la ilusión para quemar, repletos de inconsciencia, los bienes inefables que tenemos. Conciencia, paz y amor que debimos de dar y los guardamos en un saco repleto de avaricia. Ese personal saco que, aparentemente ha de garantizar nuestro futuro y el futuro de todos los demás. Más tarde, un día, de repente, con manos temblorosas y resecas, volvemos la vista atrás para entonces comprobar que, la inagotable enamorada virgen no suspira y no sigue detrás, ahora va delante. Incomprensible, difuminado hueco, silencio de la muerte. Sólo un recuerdo honesto será capaz de permanencia inalterable. Ahora, en un segundo, pasaremos a ser uno de los vecinos más ricos de un frío cementerio. “ Tempus fugit “Cuánto vale una estrella? Creo que si mirásemos siempre al cielo acabaríamos por tener alas, nos dejó escrito Flaubert. Y aquel Erasmo, aquel tan denostado, también ganó el segundo de su gloria: “ “ La felicidad consiste principalmente en conformarse con la suerte, en querer ser lo que uno es “Pero, Marcial, con ser el más antiguo, puso el dedo en la llaga cuando dijo: la fortuna que a muchos da demasiado, a ninguno da suficiente “ Y yo, pobre de mí, sólo puedo repetir. “Carpe diem”La vida es bella, si tenemos la comprensión de nuestro lado, si encontramos el reflejo de nuestra mirada en otra cálida mirada, si hablamos con sinceridad, con la verdad, para llegar a la empatía como último bastión de nuestra sensibilidad, al sentimiento bondadoso y cierto que las desgracias humanas nos reclaman, el mismo sentimiento que siempre esperamos recibir cuando individualmente nos toca sufrir. No hay que vivir temiendo siempre lo peor, pero es ineludible sentir y conocer nuestras debilidades para luchar con el fin de encontrar la estabilidad tan necesaria para mantener la mente tan activa como nos sea posible. No hace falta ser siempre el más valeroso, pero es indispensable ser fuerte. Cada uno de nosotros tiene un nivel de resistencia, de entrega, de verdad. Seamos consecuentes y respetuosos con el dolor de los demás, es necesario, pero no seamos tan indiferentes como algunos nos quieren hacer creer ante problemas graves. Cada individualidad tiene su valor, su resistencia, la serenidad acumulada de larga experiencia ya vivida. Cuando llegue el momento de llorar de seguro lloraremos, débiles también somos, con lágrimas serenas y amorosas, con las únicas lágrimas heredadas de nuestra condición humana. No podemos olvidar lo más trascendente; nuestra esperanza.
ROBERT BORES LUIS 9-02-2005

EVITAR QUE SE MUEVA LA MESA

El vino está servido, la comida caliente, la compañía es estupenda pero...la mesa se mueve. Este es el principio de un escueto escrito que he leído en una revista mensual a la cual estoy abonado. Se me ocurre pensar por qué motivo se sirve una mesa, se carga de todos los utensilios necesarios sin antes haberla calzado, sabiendo que esa mesa de nuestra propiedad, por una pequeña irregularidad del suelo o por defecto de las patas de la propia mesa siempre se mueve. Rotar la mesa hasta que consigas que las patas formen un triángulo perfecto, es el único requisito que, de una forma paternal nos recomienda un matemático australiano componente de la área de matemáticas de una Universidad, junto a otro par de matemáticos de Alemania y Nueva Zelanda. Ese sabio australiano, por qué no, nos advierte a la vez que, “ aunque se haya solucionado el problema del tambaleo “ la mesa no necesariamente quedará horizontal,. Aunque casi siempre funciona. Para llegar a esta conclusión, la cual me da verdadera vergüenza dotar de cualquier consideración, ese supongo que ilustre y eminente matemático, se ha dedicado a analizar la situación durante un largo año. Yo, que como Uds., ya saben tengo un coeficiente mental cercano a 145, no puedo, a pesar de haber intentado concienzudamente llegar a una conclusión, entender cómo o de que manera un matemático al cual se le supone un coeficiente de alrededor de 250 como mínimo, puede haber llegado a esa solución después de un año. Mire, cuando planta una mesa en el jardín mi hija mayor, una mesa para no menos de quince comensales nunca, se le ha ocurrido girar la mesa cargada de platos, vasos, cubiertos y bandejas, además de las botellas de vino y de agua, simplemente desmonta una pinza de las que usa para tender la ropa, para calzar la pata, digamos coja. El triángulo más perfecto y rápido que uno pueda imaginarse. En este caso, lo que no puede negarse, es la inteligencia de mi querida hija. Y más todavía, su sentido común. Luego a pesar de que, insisto nuevamente soy casi un deficiente mental, cada vez estoy más convencido de que la verdadera inteligencia es un don escasísimo. , una facultad y un don tan extremadamente raro que me hace pensar, en la realidad inoperante de nuestra civilización, de escasa cultura sí, pero todavía más alejada cada día del sentido común. ¿Por que vamos a ver, por qué razón puede un matemático decir que ha estado un año inventando fórmulas para justificar la estabilidad de una mesa cualquiera? Para terminar diciendo “aunque casi siempre funciona “ Ahora comprendo la suprema inteligencia de muchos de los docentes, los que amparados en su superioridad, no se han dado cuenta de que, como instructores, son totalmente nulos. Saben mucho, eso puede ser cierto aunque parece que no siempre es así. Lo que aparece meridianamente claro es que, no saben enseñar.. Esa duda, corroborada por una de mis hermanas, me recuerda que una profesora de piano sabía tanto que, solo aprobaba el 25 % de la clase a su cargo. Otras profesoras también de música en el mismo curso, lograban hasta un 72 %, con los mismos libros y el mismo método. Quiere esto decir que, el 75% de lo alumnos de aquella profesora tan inteligente eran todos tontos? Es demasiado difícil de creer. También tuve yo un catedrático de matemáticas en una clase en la cual el mayor porcentaje de aprobados, no llegaba a un siete; todos teniamos un cinco o como máximo un seis. Gracias a que en la actualidad disponemos de calculadoras. Así que, esta disponibilidad de calculadoras, nos ha vuelto a cerrar de nuevo la posibilidad de entrar en el también fascinante mundo del cálculo matemático. Pero lo peor no es eso, lo peor es la clara imposibilidad de sumergirnos en la mayéutica de Sócrates. por medio de la cual hacía descubrir a los hombres, a sus queridos alumnos, la verdad que sin saberlo, había en ellos. Las mesas cojean, es cierto. Nosotros, el género humano, también.
Robert Bores 12/04/2006

CARTA ABIERTA A UN GRAN AMIGO

Eran las 11,49 a. m. del pasado sábado 24 de Junio, cuando descubrí tu email, el cuarto que acababa de recibir. ¡Felicidades querido¡-decía- Por fin has entrado en el “almacén de los sueños”me dices. A partir de ahora, dominarás los archivos más recónditos y esotéricos del planeta. Descubrirás que Pitágoras también orinaba y se aliviaba el colon transversal, el colon descente; la ampolla rectal y por último el esfínter anal, que, al igual que un impertérrito portero, abría las puertas al exterior de todas aquellas ideas que no habían fructificado…más o menos como todos nosotros. Sin embargo es cierto que todavía no he podido escuchar la “Música de las estrellas”: madre de toda la inspiración musical y celestial del planeta. Me gustaría saber qué piensa Marte de mí. Qué es lo que me dice Saturno y ¿ por qué no? Qué voz tiene el enano de Plutón. También me gustaría escuchar el canto de la luna en sus cuatro cuartos. ! Valor, amigo mío ¡Te respondo públicamente, en esta carta abierta. Nunca esperé una comunicación así, pero debo reconocer, que no me has sorprendido del todo. Aunque evidencias restos de ceniza del fuego que abrasó tu denodado espíritu, sigues siendo, un poeta. Un poeta que, como poeta, sigue empecinado en huir de la realidad. Eres, como yo mismo, un soñador. Nuestra niñez ha estado envuelta en temibles y sanguinarios sucesos. La guerra fue demasiado y nosotros, excesivamente maduros para la corta edad que teníamos cuando ocurrió cuanto ocurrió. No obstante hemos sabido ser consecuentes y es por ello que ahora somos capaces de seguir envejeciendo con dignidad. Aquello que no estamos dispuestos a tolerar todavía, es la vaga prepotencia de los que siguen mirándose en un espejo roto. Nunca habrán podido olvidar de cuánto para nosotros, ha significado luchar,“ad honorem” Estoy seguro de que todavía no se han enterado de la pérdida que para sus empresas, había de significar la dimisión de un Apoderado y de un Director Comercial tan prestigiados. Todavía recuerdo el encuentro en casa de Olga, donde tuvimos ocasión de opinar sobre el sorprendente descubrimiento que aquellos terminaron por hacer del concepto de indemnidad inmerso en la expresión de “inteligencia emocional “ Recuerdo que actuaron como si el muy posterior descubrimiento de un libro que no llegaron a leer, fuera un invento imaginado y creado por la majestad encubierta de su irresponsable cualidad de dirigentes; se les movía la silla, estaba claro.Me alegra que sigas respirando con humor, ese fino humor tuyo capaz de hacer reír de todo asunto poniendo en evidencia plagada de ironía, la supuesta excelencia envuelta en necedad, una necedad que me recuerda una frase muy sugestiva que dice “ non estutzzicare le zanzare” o sea; no molestar a los mosquitos “ Lo cual podríamos traducir generosamente como, no perdais vuestro tiempo en molestar divagando.No obstante creo que hemos procedido como nos correspondía y por esa razón, seguimos viviendo sin ser envidiados ni envidiosos. Pero me pregunto, ¿crees de verdad que hemos de perder el tiempo en unos temas que duermen alejados e ignorados por todos aquellos que están empecinados en correr solamente por correr? ¿ Crees que vale la pena? !Felicidades querido Carlos Rubio¡ No me imaginaba que me apreciaras hasta ese extremo. Gracias por tu excelente amistad de siempre. Un abrazo sincero de quien te considera mucho más que un amigo; como un hermano. .
Robert Bores

UN SUEÑO INESPERADO

Mientras se oye el silencio en la calle desierta de soledad infinita, sin temor y sin recelo, perdido en la madrugada, camino ausente. Oscura la soledad revolotea sin aire. Las bombillas de luz mortecina lucen frías quizás por el desencanto de su tardanza en brillar. Más tarde, sin prólogo sin aviso de preludio, un repentino torrente de gente, me oprime entre un loco griterío. Quién sabe con lamentos de qué penas, Entre empujones y golpes, mientras la sangre y el sudor sobre los cuerpos relucen, no siento dolor ni miedo. Me arrastran de lado a lado de la incontenible tromba. Algarabía, batalla, ¿aquél que corre soy yo? Se destilan las emociones de los sueños inconscientes? Solamente son recuerdos, o bien filtros de un cerebro marcado por los impulsos? Qué significado tienen esos sueños que de siempre al despertar, casi nunca se recuerdan. ¿Por qué al despertar de otros sueños los recuerdos son tan permanentes y reales al extremo de emocionarnos durante toda una vida?Mientras caminaba por la calle desierta de soledad infinita, iba sólo y después sin transición, me veía desde otra dimensión flotando por encima de mi propia imagen. Por eso me preguntaba ¿aquel que corre soy yo? Y tuve que responderme que sí, que era.yo mismo. El recuerdo permanece; ellos gritan, gesticulan, lloran. Pero yo no les oigo, no puedo oírles..Más tarde, un nuevo alud, un empujón imprevisto, sorpresivo, inesperado, me lanza sobre una esquina rodeada de tres más. De nuevo oscuridad y silencio. Y a poco, las tres personas huidas, desaparecidas, Oigo el eco apagado de sus pasos, que caminan hacia la izquierda, para arriba, por un camino que se inicia cuando se doble la esquina. En lo alto de un poste de madera, entre sombras imprecisas, tintinea una bombilla Sigo una empinada senda, estrecha, tortuosa, consciente; sigo siendo consciente de mi nueva soledad.Inesperadamente, se abre ante mí una escalera; delante marchan los tres. Subo peldaño a peldaño, cada vez más espaciosos, Vuelve una nueva perspectiva de la dimensión. De nuevo me contemplo desde lejos. Me pongo a su altura y me miran sonriendo. Se han parado esperando mi llegada.¡Oh Dios¡ de donde viene esa luz. Luz dorada que ilumina una enorme Catedral. Ante aquella inmensa arcada diez o doce personas, vestidas con largas túnicas blancas de dorados reflejos ríen como si también estuvieran esperando mi llegada'. No hay perfiles, ni contornos, ni imagen que se descubra no obstante que puedo ver todos los rostros alegres. Todo es luz, blanca y dorada luz. A derecha e izquierda centenares de personas, cierran la plaza en semicírculo. Retorna el ensueño y vuelvo a verme alejado contemplando la visión desde una altura impensada.Ya despierto, vuelvo a la realidad. Me siento tan conformado que mi cuerpo es una nube que flota en felicidad. No siento nada, solamente la alegría leve de la leve ingravidez. ¿Quién me puede interpretar este sueño tan intenso que nunca podré olvidar? He salido de la tierra? Cuantos misterios se encierran en nuestro peregrinar sin que podamos llegar a entender por qué o para qué vivimos. Hemos venido a la tierra para gritar o luchar simplemente por estar. O tenemos unas causas que no sabemos plasmar en acciones jubilosas, justas, razones para pensar, caminos de perfección, plenitud del alma propia, deseos sin ensuciar, sueños para mejorar la conducta y los valores de la triste humanidad. Para qué estamos aquí, en esta bola perdida que cada día conmueve las conciencias de unas almas sin propiciar la bondad, simplemente con estar cumpliendo nuestras acciones sin dobleces, ni venganzas, sin tergiversar la vida, ¿Cómo se pude esperar la mejora de los tiempos, si en esta tierra sin paz, no cesamos de dudar de nuestra propia presencia? Qué de esta vida es la esencia que no podemos lograr siguiendo en perjudicar lo evidente y lo preclaro, lo sencillo y lo real, la bueno y condicional. Cuándo será, será tarde.
Robert Bores

LAS RUINAS ESFÉRICAS

Me consta que es muy fácil recusar mi pobre autoridad, como decía J.L. Borges, pero en el rincón de mi límpida soledad me siento obligado a relatar cuanto sigue. He de advertir que esta narración, no trata de ruinas circulares pues se centra en lo que he dado en llamar ruinas esféricas. Ello seguramente se debe a que la esfera es más determinante que el círculo pues tiene más capacidad de contenido. Es por ello que este relato contiene la fría ruindad que hace referencia a la desgracia cotidiana, una desgracia casi siempre ajena. Por otra parte no tiene nada de imaginación ni de surrealismo. Porque todo el mundo en la playa le vio desembarcar, de día, junto a su numerosa prole. Todos le pudieron ver hambriento y congelado, derrotado y sin fuerzas, al saltar de un cayuco sobre la tibia arena. Enseguida los bañistas comprendieron que llegaba del Sur, de África concretamente. De una Patria desierta perdida en un mar de dunas, ardiente de mañanas, frío de noche, donde el tuareg es el más firme retador de su escasa fortuna.Una vez en la playa le acogieron sorprendidos y aunque no sintió miedo, no pudo evitar un especial temor. Un temor envuelto en la negra duda que no hubiera de permitirle conciliar el sueño. Es difícil soñar cuando se tiene al león ante la puerta o el tigre bajo el árbol, sin saber qué pasará antes de que se hagan presentes, los rojos destellos dé un alba tan incierta y a la vez esperada. Le cobijaron bajo una manta roja que habría de hacerte sentir el largo escalofrío de aquella sangre roja de tantos compañeros de aquel viaje tan dramático, mecido por las olas y el espanto realizado en una frágil cayuco que hubiera podido lucir el nombre de la barca de Caronte, aquella que surcaba el nebuloso destino de acercamiento a la muerte. Cetrino, taciturno, de una voz sin palabra, sin destino, se derrumbó en el suelo de un polideportivo, hacinado con brazos y cabezas, sobre su propio humedecido tan dolorido cuerpo. Dos días mas tarde sintiéndose más vivo, la irrisoria victoria de su suerte, sólo por estar vivo, le llenaba de hastío, para soñar de noche con toda palidez, el viaje del cayuco destrozado. Sentía, fue capaz de sentir la vana irrealidad de la luz de un amanecer. Sigo vivo pensó.Trece días después, tocó madera, mientras esperaba que el circulo de la tuna se cerrara perfecto con una precisión universal, huyó perdido en el crepúsculo de la nada, entre sombras de ladrillo gris, de luces tan esféricas como rotonda y lago, un lago de aguas turbias donde los invisibles tiburones de la vida, implacables, le siguen. Muy a pesar de que se siente vivo, ansias de libertad te siguen empujando hacía una soledad que ampara el hambre. Y en la huida, sintiendo un sangrante latido penetra una plantación mientras masca informal la fruta circular que sigue verde. Verde, como la esperanza de un mal soñado sueño de libertad. La nocturna, lejana y creciente salmodia de tos perros se va acercando. Un blanco reflejo circular, de un faro semiesférico, riza veloz un árbol. Un atronador relámpago rosado, que se aproxima oliendo a pólvora; hiela un latido desbocado que, como un suspiro vano, se deshace. Estampada en el cielo, la luna circular que hermana al cenit, continúa brillando.
Robert Bores 9-10-2006

UN TRABAJO A MEDIDA

Esperanzas ciertas, con cero objetivos, la razón de su tristeza, pasaba por la vida como cruza la esencia del deseo por las cosas envueltas en la inercia de una determinación escasa, falta de proyectos, de metas y ajena a cualquier circunstancia por positiva que fuera. El sólo esperaba, nunca perdía la esperanza de encontrar un día un trabajo, solo un trabajo, cuyo desempeño No se sentía triste, se sentía indiferentemente triste, sin planes de futuro, sin junto a su entrega y dedicación, no quebrara la lenta respuesta de su esfuerzo. Quiero encontrar mi ritmo. Mi “vaina” debe de cambiar, se repetía tan solo para él, recordando a su admirado escritor, su Gabo, como llamaba a Gabriel García Márquez. ¿Qué querrá decir este con eso de la vaina, de donde ha sacado este tío esa palabra, que no tiene ningún sentido? -se preguntaban los compañeros del equipo de ventas de la oficina de representación. Que significará eso de la vaina. Este era un despacho decente antes de que llegara él, - dijo un día el gerente, - el cual también,!Que casualidad¡-había leído el libro de la Mala hora. !Ese tío es un pendejo¡- terminó por decir - también recordando a Gabo. Mas tarde explico a sus subordinados que la tan repetida vaina, significaba algo parecido a un asunto borroso, algún tipo de interés no declarado, algo oscuro parecido a una intriga, un proceder soslayado. Quizás pensaba el gerente, se trata de una falta de motivación del empleado, pues últimamente, a pesar de que no mantenían un contacto personal tan frecuente como convenía mantener para la cohesión del equipo, el agente García evitando el contacto con sus compañeros, de una manera manifiesta, se mostraba excesivamente indiferente. La realidad era que García se quejaba constantemente por el motivo de que su asesor comercial, no se prestaba a resolver las consultas técnicas que García le pedía sobre casos específicos que de las propias consultas de sus clientes procedían, los nuevos sobre todo, que eran difíciles de convencer para que aceptaran la substitución de productos integrantes de sus formulas los cuales siendo a la vez más baratos cumplía toda gama de garantías en su utilización. Se mostraban muy reacios pues en principio, cualquier pruebe de laboratorio, habida cuenta de la necesidad de obtener resultados evidentes desde el primer momento, exigía esa primera garantía, a fin de proceder de inmediato a su uso cotidiano. Pero García, como es frecuente entre los vendedores, no gozaba de ningún tipo de poder de decisión, lo cual no le importaba demasiado, pero no llegó nunca a entender la razón por la cual, un asesor químico especialmente, en teoría, dedicado a la asesoría de tan especial gestión de ventas, no respondía a sus consultas. Se vio obligado a pedir un día festivo, para asistir al entierro de un miembro de una familia conocida. El gerente, el asesor y sus compañeros comenzaron a pensar que García, sufría una fuerte depresión que le estaba obligando a solicitar unos días de reposo, pero pensaron que, como las vacaciones estaban ya cercanas, no era un problema para el equipo y decidieron esperar para tomar una decisión correcta. Pasaron las vacaciones y García no volvió, ni tan siquiera se interesó por cobrar su despido voluntario. Su esposa, una tramitó esa gestión al obtener la firma de su esposo para todos los documentos que la administración de la empresa le solicitó. El gerente se interesó para conocer el estado en que se encontraba, sin entender aquella extraña decisión que no le permitía negociar, ni siquiera intentarlo, pero la esposa de García repitió indiferente por tres o cuatro veces que, se encontraba muy mal, muy mal, y no hubo manera de entender por qué renunciaba a un empleo, tan solo por no recibir la cooperación de un simple asesor técnico. Es el caso que García asistió a un entierro, eso fue completamente cierto. Lo que no contó nunca es que estando en el entierro, en una sala del tanatorio, en la cual se encontraba circunstancialmente y por error, conoció a un señor vestido de negro que era pariente del fallecido presente en aquella misma sala. García, despistado, sin saber absolutamente nada sobre el fallecido, estando solo y deprimido, no se sabrá nunca si por la perdida de su empleo, o bien por los recuerdos de la perdida amistad que en su atormentada mente se agolpaban, comenzó a llorar. El caballero de negro sorprendido por el inesperado sollozo de García se abrazó a él manifestando su alegría- dijo - por conocer a un verdadero amigo de su hijo del cual nunca imaginó que llegara a tener amigos tan verdaderos como García se mostraba.. Le confortó cuanto pudo y seguidamente, en el mismo momento en que la familia del fallecido comenzaba a entrar en la ya estrecha sala mortuoria, le entregó una tarjeta diciendo: llámeme dentro de unos días. En la tarjeta se podía leer: Francisco José Ramírez Escolano- Director Gerente de Pompas Fúnebres Ramírez Escolano. Unos días después García, envuelto en su vaina exenta de proyectos formaba parte determinante de la empresa Pompas Fúnebres Ramírez Escolano.Esperanzas ciertas, con cero objetivos, la razón de su tristeza, pasaba por la vida como cruza la esencia del deseo por las cosas envueltas en la inercia de una determinación escasa, falta de proyectos, de metas y ajena a cualquier circunstancia por positiva que fuera. El sólo esperaba, nunca perdía la esperanza de encontrar un día un trabajo, solo un trabajo, cuyo desempeño No se sentía triste, se sentía indiferentemente triste, sin planes de futuro, sin junto a su entrega y dedicación, no quebrara la lenta respuesta de su esfuerzo. Quiero encontrar mi ritmo. Mi “ vaina” debe de cambiar, se repetía tan solo para él, recordando a su admirado escritor, su Gabo, como llamaba a Gabriel García Márquez. ¿Qué querrá decir este con eso de la vaina, de donde ha sacado este tío esa palabra, que no tiene ningún sentido? -se preguntaban los compañeros del equipo de ventas de la oficina de representación. Que significará eso de la vaina. Este era un despacho decente antes de que llegara él, - dijo un día el gerente, - el cual también,!Que casualidad¡-había leído el libro de la Mala hora. !Ese tío es un pendejo¡- terminó por decir - también recordando a Gabo. Mas tarde explico a sus subordinados que la tan repetida vaina, significaba algo parecido a un asunto borroso, algún tipo de interés no declarado, algo oscuro parecido a una intriga, un proceder soslayado. Quizás pensaba el gerente, se trata de una falta de motivación del empleado, pues últimamente, a pesar de que no mantenían un contacto personal tan frecuente como convenía mantener para la cohesión del equipo, el agente García evitando el contacto con sus compañeros, de una manera manifiesta, se mostraba excesivamente indiferente. La realidad era que García se quejaba constantemente por el motivo de que su asesor comercial, no se prestaba a resolver las consultas técnicas que García le pedía sobre casos específicos que de las propias consultas de sus clientes procedían, los nuevos sobre todo, que eran difíciles de convencer para que aceptaran la substitución de productos integrantes de sus formulas los cuales siendo a la vez más baratos cumplía toda gama de garantías en su utilización. Se mostraban muy reacios pues en principio, cualquier pruebe de laboratorio, habida cuenta de la necesidad de obtener resultados evidentes desde el primer momento, exigía esa primera garantía, a fin de proceder de inmediato a su uso cotidiano. Pero García, como es frecuente entre los vendedores, no gozaba de ningún tipo de poder de decisión, lo cual no le importaba demasiado, pero no llegó nunca a entender la razón por la cual, un asesor químico especialmente, en teoría, dedicado a la asesoría de tan especial gestión de ventas, no respondía a sus consultas. Se vio obligado a pedir un día festivo, para asistir al entierro de un miembro de una familia conocida. El gerente, el asesor y sus compañeros comenzaron a pensar que García, sufría una fuerte depresión que le estaba obligando a solicitar unos días de reposo, pero pensaron que, como las vacaciones estaban ya cercanas, no era un problema para el equipo y decidieron esperar para tomar una decisión correcta. Pasaron las vacaciones y García no volvió, ni tan siquiera se interesó por cobrar su despido voluntario. Su esposa, una tramitó esa gestión al obtener la firma de su esposo para todos los documentos que la administración de la empresa le solicitó. El gerente se interesó para conocer el estado en que se encontraba, sin entender aquella extraña decisión que no le permitía negociar, ni siquiera intentarlo, pero la esposa de García repitió indiferente por tres o cuatro veces que, se encontraba muy mal, muy mal, y no hubo manera de entender por qué renunciaba a un empleo, tan solo por no recibir la cooperación de un simple asesor técnico. Es el caso que García asistió a un entierro, eso fue completamente cierto. Lo que no contó nunca es que estando en el entierro, en una sala del tanatorio, en la cual se encontraba circunstancialmente y por error, conoció a un señor vestido de negro que era pariente del fallecido presente en aquella misma sala. García, despistado, sin saber absolutamente nada sobre el fallecido, estando solo y deprimido, no se sabrá nunca si por la perdida de su empleo, o bien por los recuerdos de la perdida amistad que en su atormentada mente se agolpaban, comenzó a llorar. El caballero de negro sorprendido por el inesperado sollozo de García se abrazó a él manifestando su alegría- dijo - por conocer a un verdadero amigo de su hijo del cual nunca imaginó que llegara a tener amigos tan verdaderos como García se mostraba.. Le confortó cuanto pudo y seguidamente, en el mismo momento en que la familia del fallecido comenzaba a entrar en la ya estrecha sala mortuoria, le entregó una tarjeta diciendo: llámeme dentro de unos días. En la tarjeta se podía leer: Francisco José Ramírez Escolano- Director Gerente de Pompas Fúnebres Ramírez Escolano. Unos días después García, envuelto en su vaina exenta de proyectos formaba parte determinante de la empresa Pompas Fúnebres Ramírez Escolano.
Robert Bores y Luis

AMOR ADOLORIDO

En mi noble escritorio
por mi pluma grabado, tengo un verso
un ensueño amatorio
en mi latido inmerso
que llena de pasión el universo.

Ambito de mi retiro
celda amable de recuerdos colmada
donde tu aliento respiro
!ay¡ dulce aroma temprana
no me mientas, no estás enamorada.

Ocaso y amanecer
distancia, insomnio que mi alma mina
por qué me cuesta entender
la pasión que me domina
si todo el corazón se me ilumina.

Dulce amor adolorido
temblor que la vida me quita
triste sueño perdido que a la esperanza invita;
ahora entiendo por qué mi sangre grita.

Robert Bores 10-02-2003