jueves, julio 17, 2008

EL ENTUSIASMO POR EL TRABAJO

Es la historia de un hombre, de un bedel de una importante empresa química. Cada mañana recogía el correo, lo clasificaba y lo entregaba en Dirección. Regresaba a Recepción y tomaba su primer café. Por la tarde se tomaba otro.
Por la mañana, alrededor de las diez horas llegaba el Director, un apuesto joven treinta añero, de incisiva mirada gris, apuesto y elegante, de andar resolutivo y ademán triunfador. Llevaba cinco años ocupando el cargo.
El recepcionista, al verle llegar, después de saludarle, decía a la telefonista de Recepción. ¡ Ese sí que gana dinero !. La joven y morena empleada, lanzaba así, su primer suspiro matutino.
La ambulancia, inesperadamente, llegó una calurosa tarde. Ante la impertinencia de la estridente sirena, el ujier, para facilitar el paso de la larga camilla, abrió de extremo a extremo la puerta de cristal de la espaciosa entrada. Un médico, seguido por sus dos camilleros, subieron y bajaron del tercer piso en donde estaba situada la planta de Dirección, y con extrema rapidez, introdujeron en la ambulancia el cuerpo del joven; Director de las áreas industrial, farmacia, y cosmética.
La sirena sonó de nuevo, en tanto que la blanca ambulancia, se alejaba abriéndose paso entre motos y coches.
El bedel, con un historial de treinta largos años en el mismo puesto, movió la cucharilla hasta endulzar, su acostumbrada segunda taza de café. Para entonces ya había vuelto a cerrar la amplia puerta de cristal. Luego, al ver a la telefonista llorar desconsoladamente, exclamó :¡ Esta Empresa !
Un minuto más tarde, con una actitud más pensativa, añadió: ¡ Si no fuera por mí !

Robert Bores y Luís
P. de A. 8-01-2004

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